Lo que acontece en las clases es siempre sorprendente. Las interacciones entre docentes y estudiantes, las salidas de los estudiantes, los usos de los materiales didácticos, el modo de conducir y animar un grupo. Y lo que de ellas perdura en nuestra memoria.
Como observadores tenemos que tener claro que no se puede observar "todo", que el registro será un recorte, una visión, una "interpretación" de lo visto, escuchado, presenciado.
Además tomaremos nota o documentaremos los materiales utilizados, escritos en pizarrón, copias de las ejercitaciones o actividades. De esta manera renunciamos a la pretensión de objetividad y en cambio apostamos por la posibilidad de objetivar, documentar.