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miércoles, 19 de marzo de 2014

Análisis del actual diseño curricular. Por: Vanesa E. Soria

El currículum provee un modelo al cual deben ajustarse las prácticas escolares. Es un plan integral para la enseñanza donde no sólo se prescriben los conocimientos y los objetivos sino que es un método para tomar decisiones racionales. Es un modelo organizado desde un centro que controla.
"El diseño y desarrollo del currículo constituye una práctica pedagógica y por ello social en la que se dirimen posiciones acerca de los sujetos, las culturas y la sociedad, articulando idealidad y realidad social en tanto representación y concreción de un proyecto educativo.
El currículum es esencialmente un asunto político, sin que por ello se olviden sus implicaciones científicas; por eso no puede verse simplemente como un espacio de transmisión de conocimientos. “El currículum está centralmente implicado en aquello que somos, en aquello en que nos convertimos y nos convertiremos. El currículum produce; el currículum nos produce” (cf. Tadeu da Silva, 1998)."[1]
Se me ocurren varias clasificaciones que se pueden dar acerca del currículo, entre ellas:
Ø Tomando como referencia el marco socio histórico en el cual se conceptualiza el currículo.
Ø Tomando cada nivel de concreción que se da en la práctica educativa: podemos decir que estamos ante el currículum presentado a los profesores.
Ø Otra forma de clasificar el currículo sería tomando dos dimensiones sustantivas:
- Currículum como  selección, organización y distribución del conocimiento expresado en un documento o plan educativo.
- Currículum como práctica social, institucional, pedagógica que incide en la selección, organización, distribución y transmisión del conocimiento.
A mi criterio, en el actual diseño se configuran las dos dimensiones.
"El docente es hacedor de cultura y tiene que ser hacedor del discurso sobre las culturas y la educación.
En el horizonte formativo se reconocen tres propósitos:
• el fortalecimiento de la identidad y la significación social de la profesión docente;
• la construcción del maestro/a como productor colectivo del discurso pedagógico;
• el posicionamiento activo del maestro/a como trabajador de la cultura.
Sin embargo, debe resaltarse que el núcleo fundante de la formación docente es la enseñanza, cuyo anclaje está en la dimensión histórica y sociocultural. De este modo, se hace posible articular los dos ejes de la formación docente (cf. Davini, 2002): el de la enseñanza y el del contexto."[2]
Ø Teniendo en cuenta las distintas posiciones sobre las dimensiones de la teoría curricular se detecta una relación entre teoría y práctica que a su vez identifica  dos enfoques referidos a las relaciones entre escolaridad y sociedad:
·El Currículum como instrumento para la adaptación de la escuela y los individuos a las demandas del desarrollo social y económico, concibiendo las relaciones como equilibrio.
·Currículum y escuela como motor de cambio social, partiendo de las innovaciones reflexivas de los individuos.
El Currículum como espacio de dominación social y de construcción, actualmente invita a la reflexión de la práctica pedagógica. El concepto de gestión implementado en el campo social adquiere un carácter más integral y abarcativo que aglutina el planeamiento, la evaluación y la mediación de recursos, es un instrumento político para la  homogeneización de la Nación.
"Por eso es preciso remarcar la necesidad de no difuminación del núcleo fundante de la formación, que es la enseñanza, pero en su anclaje sociocultural.
El propósito político formativo de fortalecer la identidad, la presencia y la significación social de la profesión docente implica desarrollar un análisis histórico-crítico de la práctica profesional docente (atendiendo a las necesidades sociales, culturales, políticas, educativas y del mundo laboral-profesional).
En este contexto, la transformación de la práctica docente debe alentar la construcción de una profesión docente transformadora de la educación, que se articule con los procesos de cambio de la sociedad, la política y las culturas."[3]
Se presenta al currículum como estructura organizada de conocimiento, pero no dejando de ser flexible:  Lo importante es la función transmisora de la enseñanza. Se seleccionan los contenidos que ayudan a reflexionar sobre la situación en la sociedad, se integran valores culturales que desarrollan formas de pensamiento acerca de la realidad y generan el sentido de pertenencia.
Según los paradigmas del currículum: Se pueden reducir las conceptualizaciones del currículum a unos cuantos paradigmas. Kemmis reduce su ámbito teórico a tres grandes paradigmas y nuestro curriculum forma parte de la teoría práctica: Kemmis dice que es humanística, además es liberal, tiene en cuenta al individuo dentro de una sociedad democrática. Se caracteriza por ser racionalista de la acción, es similar a la teoría técnica, en cuanto a que lo importante es la producción de los fines a través de los medios establecidos. D’ Hainaut y Nassif.
Según Tomáz Tadeu da Silva, estaría íntimamente relacionado con la visión de curriculum y de teoría curricular Pos- estructuralista que retoma y reformula algunos análisis de la tradición crítica, pero enfatiza el curriculum como práctica cultural y de significación.
Otra clasificación podría ser, sobre los nuevos enfoques teóricos. Por ser esta la más reciente y por ello contener a su vez algunos o varios principios de enfoques anteriores creo que sería adecuada para utilizar en este trabajo el Reconceptualismo: Jackson y Pinar son representantes del movimiento reconceptualista. Éstos profesionales consideran la investigación como un acto político tanto como intelectual. Hay aquí abandono de la mentalidad técnica, no hay prescripciones ni modelos tradicionales. Lo que se ofrece es un aviso ante la complejidad y significación histórica de los puntos de discusión del currículum.
"...un docente en formación tiene que habilitarse para:
- “leer” la experiencia y el mundo más allá de las miradas escolares tradicionales;
- formarse para comprender su situación profesional y construir conocimientos en el contexto de un grupo;
- experimentar un nuevo modo de trabajo colectivo y en colaboración
- el diseño propicia, desde el espacio de integración y construcción interdisciplinaria de cada año, la profundización - la articulación práctica – teoría (praxis).[4]
“Lo que es necesario es una reconceptualización de lo que es el currículum, de cómo funciona, y un desarrollo de la teoría, dicen estos representantes”. Para ello se requiere de comprensión de la metateoría y de la filosofía de la ciencia. Estos especialistas no tienen ninguna agrupación ni organización son “individuales” en su trabajo, aunque comparten ciertos temas. Son representantes de esta corriente, entre otros: Apple y  Max Van Manen.
Es un curriculum centrado en el alumno privilegia al sujeto de la enseñanza hay desarrollos dirigidos a promover la autonomía del pensamiento y la acción, la toma de decisiones y resolución de problemas a través de currículas flexibles con sistema tutorial.
"Este punto de partida significa promover un proceso de reflexión colectiva permanente de los docentes formadores y en formación, orientado al desarrollo y producción de conocimientos, saberes y esquemas prácticos que hagan posible:
• reconocer el carácter multicultural de gran parte de las sociedades y de la necesidad de formación de un profesorado preparado para actuar con estudiantes con múltiples repertorios culturales;
• desafiar los estereotipos que informan las prácticas docentes discriminatorias y problematizar contenidos etnocéntricos y prácticas pedagógicas fragmentadas;
• adquirir una habilidades para poder diagnosticar las necesidades educativas de sus alumnos/as;
• elaborar y cuestionar sus preconceptos y visiones en relación con la diversidad cultural, analizando sus estereotipos sobre rendimiento, desempeño, evaluación, etcétera, del alumnado;
• reconocer las cualidades de la propia cultura, valorándolas críticamente de modo de enriquecer la vivencia de ciudadanía;
• problematizar los contenidos específicos y pedagógicos de los diseños curriculares;
• saber enjuiciar el material de consulta, libro de texto, etcétera, más adecuados en función de lo intercultural;
• saber pensar otros formatos educativos que superen la división en grados, la progresión y la jerarquización de conocimientos basada en una psicología evolutiva etnocéntrica y clasista;
• desarrollar actitudes y prácticas de solidaridad con las personas y los grupos que sufren discriminación;
• reforzar el papel de las prácticas en escuelas como el punto más importante para la adquisición de experiencia contrastada, de recursos y motivación, desarrollándola en instituciones educativas con diversidad de presencias."[5]
A esta altura se podría agregar la perspectiva del  Modelo procesual de Stenhouse: Modelo que propone apelar a la responsabilidad de los profesores de manera tal que los integra al proceso de investigación. Lo cual supone por parte de los docentes:
§  poner en cuestionamiento la propia enseñanza
§  estudiar el modo propio de enseñar
§  cuestionar y comprobar la teoría utilizando sus capacidades
"Considerar la práctica docente como un objeto de transformación requiere un continuo y difícil proceso de autosocioanálisis, donde se pase de la fluctuación a la articulación entre la práctica docente como objeto y la subjetivación de la práctica docente. Pareciera que la única manera de pensar la práctica docente como objeto de transformación, fuera hacerlo poniendo énfasis en el sujeto de transformación, que compromete, que implica en ello la identidad docente, y que a la vez lo hace en una suerte de desimplicación del sujeto docente de la trama que lo somete, que lo controla, que lo disciplina. Es decir: pensar y trabajar la práctica docente en el marco de la dialéctica sujeción (o sujetación)/subjetivación. Subjetivación para la cual es necesario experimentar un proceso de desnaturalización de la práctica docente. Este proceso de trabajo y pensamiento se produce a partir de la reflexión compleja entre los formadores y con los estudiantes docentes en formación."[6]
En síntesis, podríamos decir que el curriculum en forma general presenta los siguientes rasgos que lo definen:
- El curriculum es una palabra polisémica cargada de variedad de significados, susceptible de múltiples definiciones y perspectivas.
- Implica optar entre distintas parcelas de la realidad, es decir, supone una selección de la cultura que se ofrecerá a las nuevas generaciones.
- Es una construcción histórica y social, que debe ser estudiada y comprendida como tal.
- Representa la forma en que una sociedad se enfrenta al problema de organizar un conjunto de prácticas educativas, poniendo en juego teorías, creencias y técnicas.
- Es el sustrato de pensamiento que le da sentido está conformado por las funciones de la escuela y los docentes con respecto a la sociedad, los alumnos y el conocimiento.
- Sus fundamentos legitiman las prescripciones de la enseñanza, las cuales, a su vez, se fundan en razones políticas, epistemológicas y profesionales.

- Es estudiado por teorías íntimamente conectadas con otras de distintos niveles de complejidad y grados de interdisciplinariedad, para integrar sus diversas dimensiones.
"Pensar un diseño curricular que reconozca el carácter intercultural de toda situación educativa implica una innovación/transformación pedagógica y curricular que parta “(...) no sólo de distintos contenidos o experiencias culturales, sino también de procesos de interacción social en la construcción de conocimientos” (Walsh, 2001). Esto implica una perspectiva intercultural en educación que está orientada a explorar y reconocer, tanto en las comunidades como en las escuelas, las diferentes situaciones sociales y repertorios culturales y las relaciones que existen entre ellos. En este sentido, se propone promover relaciones dialógicas e igualitarias entre personas y grupos que participan de universos culturales diferentes, trabajando los conflictos inherentes a esta realidad."[7]
Todo ello debe permitir al docente pensar con anticipación su propia práctica y posteriormente hacer un análisis crítico de la misma en a fin de un perfeccionamiento constante.



[1] Diseño Curricular para la Educación Superior de la Pcia. de Bs. As.
[2] Diseño Curricular para la Educación Superior de la Pcia. de Bs. As.
[3] Diseño Curricular para la Educación Superior de la Pcia. de Bs. As.
[4] Diseño Curricular para la Educación Superior de la Pcia. de Bs. As.
[5] Diseño Curricular para la Educación Superior de la Pcia. de Bs. As.
[6] Diseño Curricular para la Educación Superior de la Pcia. de Bs. As.
[7] Diseño Curricular para la Educación Superior de la Pcia. de Bs. As.

Materiales curriculares: características más relevantes. Un análisis a la racionalidad que subyace en su elaboración. Por: Vanesa E. Soria

“La construcción del conocimiento,
 en colaboración con los compañeros,
coordinando la información recibida de diversas fuentes
 y la cognición situada en  tareas del mundo real,
son aspectos clave del aprendizaje colaborativo”
(Adell, 1998:200).

El material curricular que elijo de todos los que utilizo diariamente en mis clases es el software informático educativo.
Los software informáticos educativos, adecuadamente integrados en el currículum, pueden representar experiencias de aprendizaje valiosas y potentes para los niños y jóvenes en el contexto escolar. Para que esto ocurra, dice Daniel Feldman (2010), en Didáctica general, que “enseñanza” son las acciones ligadas con las distintas posibilidades para guiar, ayudar o conducir las tareas de aprendizaje. De esta caracterización acerca de la tarea de enseñar que propone Feldman, se pueden destacar dos aspectos centrales a tener en cuenta por parte del docente: gestionar la clase y generar situaciones de aprendizaje.
- Gestionar la clase consiste en organizar las tareas de aprendizaje, promover la interacción con el material de trabajo y establecer un tiempo y un ritmo adecuados, graduar el tiempo y el ritmo de trabajo de acuerdo con las posibilidades de distintos alumnos e intervenir eficazmente en situaciones cambiantes de la clase.  
- Generar situaciones de aprendizaje mediante el uso de distintas estrategias, procedimientos y técnicas de enseñanza. El desafío no consiste en encontrar la propuesta ideal, sino en elegir y usar de forma válida métodos válidos. El repertorio de estrategias, procedimientos y técnicas de que disponemos los docentes es muy amplio; sin embargo, de todo ese menú de opciones debemos considerar aquellas que se adecuen a los propósitos educativos, a la situación educativa y a los alumnos que integran nuestra clase. 
Este material curricular se caracteriza fundamentalmente por dar la posibilidad de aprender de forma colaborativa, con otros, en grupo, compartiendo objetivos y distribuyendo responsabilidades; teniendo presente el papel de la computadora como elemento mediador que apoya este proceso.
Considero a los software educativos material curricular ya que a raíz de su análisis cumple con lo siguiente:
-  Es un conjunto de medios, objetos u artefactos que fue elaborado específicamente para facilitar el desarrollo de procesos educativos en los centros escolares y aulas, fue diseñado y se usa para cumplir funciones vinculadas con la diseminación y el desarrollo práctico de los procesos de enseñanza y/o aprendizaje de un determinado programa o proyecto curricular.
- Su función es de apoyo al aprendizaje de los alumnos. Fue elaborado con la finalidad de que el alumnado desarrolle los aprendizajes propios de un determinado nivel educativo y sus correspondientes áreas de contenido o materias. Sirve  para apoyar y desarrollar el currículum en la acción en lo que se refiere al aprendizaje de los estudiantes como en lo que concierne al mismo quehacer y, en ocasiones, aprendizaje de parte de los profesores.
- Además cumplen, entre otras, las siguientes funciones:
ü  motivar, despertar y mantener el interés;
ü  proporcionar información;
ü  guiar los aprendizajes de los estudiantes: organizar la información, relacionar conocimientos, crear nuevos conocimientos y aplicarlos, etc.;
ü  evaluar conocimientos y habilidades;
ü  proporcionar simulaciones que ofrecen entornos para la observación, la exploración y la experimentación;
ü  proporcionar entornos para la expresión y la creación.
En cuanto a los rasgos que caracterizan la lógica y función otorgadas a estos materiales en una perspectiva técnica y racional sobre la innovación del currículum puedo agregar lo siguiente:
Si bien, el diseño de medios debe ser responsabilidad de expertos técnicos. Las nuevas tecnologías cuentan con software de uso fácil para que los docentes desarrollen actividades interactivas para sus alumnos,  con pocos conocimientos de informática, sólo leyendo un instructivo de uso, como por ejemplo: Hot Potatoes.
Coincido con Moreira en que la producción de medios es parte de las tareas del diseño curricular. Estos se elaboran a partir de la lógica y estructura del programa, dando respuesta a demandas emanadas de decisiones administrativas, fundamentadas en mayor o menor medida en principios racionales. Hoy contamos con el programa: Conectar igualdad.
Personalmente, creo que por lo general, estos materiales curriculares presentan una estructura cerrada y poco flexible, como podrían ser los libros pero no así en el caso de los software, ya que son más versátiles e interactivos y no tienden a prefijar y limitar el tipo de proceso y experiencias de aprendizaje con las que habrán de interaccionar los alumnos y profesores en el aula. Tampoco están concebidos para un modelo tipo de alumno y contexto cultural, ya que esos aspectos pueden configurarse fácilmente antes de comenzar a utilizarse el software. Su naturaleza no es estructurada aunque posee algunos límites. Y en cuanto al presupuesto de que todos los alumnos habrán de alcanzar por igual lo mínimo exigido por el programa, tampoco se cumple, ya que su diseño favorece el uso según las diferencias y necesidades individuales del usuario, permitiendo avanzar según sus tiempos personales.

“La interactividad es una actividad recíproca,
es una comunicación de doble vía,
que puede ser física o mental y que se produce entre personas y/o aparatos”

(Montero, 1995: 10).

Caracterización y relación de los términos: diseño curricular, desarrollo curricular, gestión curri­cular, proyecto curricular.


Por: Vanesa E. Soria.
La tarea de seleccionar y disponer adecuadamente una serie de elementos con objeto de empaquetar eficientemente el conocimiento disciplinar que se debe presentar al estudiante para su aprendizaje es responsabilidad de políticos y administradores educativos y no de quienes están en la práctica diaria de las escuelas. Ésta tarea la realizan expertos en las distintas disciplinas y áreas de conocimiento. Los profesores y profesoras lo adaptan, concretan y aplican en sus aulas ese “diseño curricular”.
“El diseño curricular, por tanto, constituye un tipo de actividad que consiste no sólo en tomar decisiones que tienen que ver con lo que queremos conseguir y lo que haremos para conseguirlo, sino que supone también reflexionar sobre por qué tomaremos determinadas decisiones y realizaremos tales o cuales prácticas. Se configura como un conjunto de reflexiones, propuestas, prescripciones y previsiones para la acción.”[1]
Un diseño curricular no es un plan cerrado que se debe cumplir incondicionalmente, sino una propuesta abierta, posible y flexible que le sirve al profesor como guía y que puede y debe, si fuera necesario, ser modificada en la práctica. Esas modificaciones que va a realizar, con su idea de realidad y los valores que va a querer transmitir es el desarrollo curricular. Dicho de otra forma: el currículum es una propuesta concreta de actuación real y las acciones que se llevan a cabo, ese conjunto de procesos que se realizan para cambiar tal realidad  lo vamos a identificar como  “desarrollo curricular”. Se denota, como señala acertadamente ÁNGULO (1994), que no siempre es clara la frontera entre el diseño y el desarrollo curricular.
Para Stenhouse (1984), el proceso de diseño y desarrollo curricular debe concebirse como un proceso de investigación educativa; esto implica que la revisión o evaluación de dicho proceso no solamente incluye la comprobación de que se han conseguido ciertos resultados visibles de aprendizaje de los alumnos; es investigación, fundamentalmente, porque de lo que se trata es de construir y disponer de conocimiento práctico sobre el propio proceso de diseño y desarrollo del currículum, sobre su articulación y sobre su puesta en práctica.
La gestión curricular es el ejercicio que lleva a cabo el directivo de una institución escolar, este rol implica ejecutar acciones que involucran a los diversos sujetos que interactúan en ella y cuyo sentido se construye sobre la base de la misión fundamental de enseñar. La gestión curricular cobra sentido cada vez que se concretan los procesos de enseñanza y promueve situaciones de aprendizaje continuo en los docentes.
Abordando la gestión curricular institucional,  la institución construye su identidad, y esto es importante para dimensionar las prácticas, pero también es un continuo proceso para considerar qué tipo de conocimientos se ha de valorar por sobre otros y cómo se abordarán los problemas que se enfrentan en la vida cotidiana de las escuelas.
Bajo situaciones vividas en las escuelas que presentan diferentes problemáticas, se va a necesitar un análisis  tomando como referencia  a alguno de los tres ejes de la gestión curricular institucional. Ello puede implicar, por ejemplo incluir a los alumnos en planes y programas especiales que se pondrán en marcha y considerarán la necesidad de revisar contenidos y condiciones de evaluación. “Instancias que deben ser planificadas sobre la base de la combinación de métodos, instrumentos y fuentes que permitan realizar un análisis vinculado con la comprensión profunda de la realidad institucional y su contexto; que faciliten la toma de decisiones para profundizar, corregir o ajustar las prácticas políticas y sociales, institucionales y curriculares que configuran el entramado de la gestión curricular institucional.”[2]
Este cambiar las cosas para mejorarlas de forma deliberada implica la construcción de un “proyecto curricular”. Un proyecto curricular es un instrumento de gestión del currículum que vincula diversos dispositivos que se relacionan en el quehacer diario de la institución escolar y que tienen su centro en el desarrollo de los aprendizajes de los alumnos y alumnas, que entran en relación con el mundo escolar y se vinculan con el conocimiento a través de la mediación y facilitación que hacen los profesores y profesoras en el acto pedagógico.
El Proyecto Curricular, es un instrumento de coherencia educativa, una guía abierta y flexible, y un medio dinamizador de la acción educativa mediante el cual se concreta, de manera clara, el "deber ser" educacional establecido en el PEI, que debe elaborarse de acuerdo a la realidad de cada establecimiento, a las metas que se propone lograr con los alumnos.
Finalmente, es preciso señalar que el rol directivo y el proyecto curricular en la gestión escolar, se muestran como los dispositivos que tienen la tarea de articular la compleja gestión del currículum en la escuela hoy.
La acción educativa requiere frecuentemente de decisiones inmediatas, incluso improvisadas y complejas. El docente se mueve en un hábitat donde debe realizar simultáneamente distintas tareas y responder a variadas demandas. Por ello, todo proyecto educativo, todo diseño curricular se verá irremediablemente filtrado por el sello y la proyección del profesor concreto que gobierna y ejerce la acción educativa.[3]





[1] Clemente Linuesa, M. (2010), “Diseñar el currículum. Prever y representar la acción”, en Saberes e incertidumbre sobre el currículum.
[2] Dirección General de Cultura y Educación (2005), El rol del director en la gestión curricular institucional, Dirección de Educación Primaria Básica. Subdirección de Gestión Curricular Institucional.
[3] Clemente Linuesa, M. (2010), “Diseñar el currículum. Prever y representar la acción”, en Saberes e incertidumbre sobre el currículum.