El
currículum provee un modelo al cual deben ajustarse las prácticas escolares. Es
un plan integral para la enseñanza donde no sólo se prescriben los
conocimientos y los objetivos sino que es un método para tomar decisiones
racionales. Es un modelo organizado desde un centro que controla.
"El diseño y desarrollo del currículo
constituye una práctica pedagógica y por ello social en la que se dirimen
posiciones acerca de los sujetos, las culturas y la sociedad, articulando
idealidad y realidad social en tanto representación y concreción de un proyecto
educativo.
El currículum es esencialmente un asunto
político, sin que por ello se olviden sus implicaciones científicas; por eso no
puede verse simplemente como un espacio de transmisión de conocimientos. “El
currículum está centralmente implicado en aquello que somos, en aquello en que
nos convertimos y nos convertiremos. El currículum produce; el currículum nos
produce” (cf. Tadeu da Silva, 1998)."[1]
Se me ocurren varias
clasificaciones que se pueden dar acerca del currículo, entre ellas:
Ø
Tomando como
referencia el marco socio histórico en el cual se conceptualiza el currículo.
Ø
Tomando cada nivel de
concreción que se da en la práctica educativa: podemos decir que estamos ante
el currículum presentado a los profesores.
Ø
Otra forma de
clasificar el currículo sería tomando dos dimensiones sustantivas:
- Currículum como selección, organización y distribución del
conocimiento expresado en un documento o plan educativo.
-
Currículum como práctica social, institucional, pedagógica que incide en la
selección, organización, distribución y transmisión del conocimiento.
A
mi criterio, en el actual diseño se configuran las dos dimensiones.
"El docente es hacedor de cultura y
tiene que ser hacedor del discurso sobre las culturas y la educación.
En el horizonte formativo se reconocen tres
propósitos:
• el fortalecimiento de la identidad y la
significación social de la profesión docente;
• la construcción del maestro/a como
productor colectivo del discurso pedagógico;
• el posicionamiento activo del maestro/a
como trabajador de la cultura.
Sin embargo, debe resaltarse que el núcleo fundante de la formación
docente es la enseñanza, cuyo anclaje está en la dimensión histórica y
sociocultural. De este modo, se hace posible articular los dos ejes de la
formación docente (cf. Davini, 2002): el de la enseñanza y el del
contexto."[2]
Ø
Teniendo en cuenta
las distintas posiciones sobre las dimensiones de la teoría curricular se
detecta una relación entre teoría y práctica que a su vez identifica dos enfoques referidos a las relaciones entre
escolaridad y sociedad:
·El Currículum como
instrumento para la adaptación de la escuela y los individuos a las demandas
del desarrollo social y económico, concibiendo las relaciones como equilibrio.
·Currículum y escuela
como motor de cambio social, partiendo de las innovaciones reflexivas de los
individuos.
El Currículum como espacio de dominación social y
de construcción, actualmente invita a la reflexión de la práctica pedagógica. El
concepto de gestión implementado en el campo social adquiere un carácter más
integral y abarcativo que aglutina el planeamiento, la evaluación y la
mediación de recursos, es un instrumento político para la homogeneización
de la Nación.
"Por eso es preciso remarcar la
necesidad de no difuminación del núcleo fundante de la formación, que es la
enseñanza, pero en su anclaje sociocultural.
El propósito político formativo de fortalecer
la identidad, la presencia y la significación social de la profesión docente
implica desarrollar un análisis histórico-crítico de la práctica profesional
docente (atendiendo a las necesidades sociales, culturales, políticas,
educativas y del mundo laboral-profesional).
En este contexto, la transformación de la
práctica docente debe alentar la construcción de una profesión docente
transformadora de la educación, que se articule con los procesos de cambio de
la sociedad, la política y las culturas."[3]
Se
presenta al currículum como estructura organizada de conocimiento, pero no
dejando de ser flexible: Lo importante
es la función transmisora de la enseñanza. Se seleccionan los contenidos que
ayudan a reflexionar sobre la situación en la sociedad, se integran valores
culturales que desarrollan formas de pensamiento acerca de la realidad y
generan el sentido de pertenencia.
Según
los paradigmas del currículum: Se pueden reducir las conceptualizaciones del
currículum a unos cuantos paradigmas. Kemmis reduce su ámbito teórico a tres
grandes paradigmas y nuestro curriculum forma parte de la teoría práctica:
Kemmis dice que es humanística, además es liberal, tiene en cuenta al individuo
dentro de una sociedad democrática. Se caracteriza por ser racionalista de la
acción, es similar a la teoría técnica, en cuanto a que lo importante es la
producción de los fines a través de los medios establecidos. D’ Hainaut y
Nassif.
Según
Tomáz Tadeu da Silva, estaría íntimamente relacionado con la visión de curriculum
y de teoría curricular Pos- estructuralista que retoma y reformula algunos
análisis de la tradición crítica, pero enfatiza el curriculum como práctica cultural
y de significación.
Otra
clasificación podría ser, sobre los nuevos enfoques teóricos. Por ser esta la
más reciente y por ello contener a su vez algunos o varios principios de
enfoques anteriores creo que sería adecuada para utilizar en este trabajo el Reconceptualismo:
Jackson y Pinar son representantes del movimiento reconceptualista. Éstos
profesionales consideran la investigación como un acto político tanto como
intelectual. Hay aquí abandono de la mentalidad técnica, no hay prescripciones
ni modelos tradicionales. Lo que se ofrece es un aviso ante la complejidad y
significación histórica de los puntos de discusión del currículum.
"...un docente en formación tiene que
habilitarse para:
- “leer” la experiencia y el mundo más allá
de las miradas escolares tradicionales;
- formarse para comprender su situación
profesional y construir conocimientos en el contexto de un grupo;
- experimentar un nuevo modo de trabajo
colectivo y en colaboración
- el diseño propicia, desde el espacio de
integración y construcción interdisciplinaria de cada año, la profundización -
la articulación práctica – teoría (praxis).[4]
“Lo que es necesario es
una reconceptualización de lo que es el currículum, de cómo funciona, y un
desarrollo de la teoría, dicen estos representantes”. Para ello se requiere de comprensión de la
metateoría y de la filosofía de la ciencia. Estos especialistas no tienen
ninguna agrupación ni organización son “individuales” en su trabajo, aunque
comparten ciertos temas. Son representantes de esta corriente, entre otros:
Apple y Max Van Manen.
Es un curriculum centrado en el alumno privilegia al sujeto de la
enseñanza hay desarrollos dirigidos a promover la autonomía del pensamiento y
la acción, la toma de decisiones y resolución de problemas a través de
currículas flexibles con sistema tutorial.
"Este punto de partida significa
promover un proceso de reflexión colectiva permanente de los docentes
formadores y en formación, orientado al desarrollo y producción de
conocimientos, saberes y esquemas prácticos que hagan posible:
• reconocer el carácter multicultural de gran
parte de las sociedades y de la necesidad de formación de un profesorado
preparado para actuar con estudiantes con múltiples repertorios culturales;
• desafiar los estereotipos que informan las
prácticas docentes discriminatorias y problematizar contenidos etnocéntricos y
prácticas pedagógicas fragmentadas;
• adquirir una habilidades para poder
diagnosticar las necesidades educativas de sus alumnos/as;
• elaborar y cuestionar sus preconceptos y
visiones en relación con la diversidad cultural, analizando sus estereotipos
sobre rendimiento, desempeño, evaluación, etcétera, del alumnado;
• reconocer las cualidades de la propia
cultura, valorándolas críticamente de modo de enriquecer la vivencia de
ciudadanía;
• problematizar los contenidos específicos y
pedagógicos de los diseños curriculares;
• saber enjuiciar el material de consulta,
libro de texto, etcétera, más adecuados en función de lo intercultural;
• saber pensar otros formatos educativos que
superen la división en grados, la progresión y la jerarquización de
conocimientos basada en una psicología evolutiva etnocéntrica y clasista;
• desarrollar actitudes y prácticas de
solidaridad con las personas y los grupos que sufren discriminación;
• reforzar el papel de las prácticas en
escuelas como el punto más importante para la adquisición de experiencia
contrastada, de recursos y motivación, desarrollándola en instituciones
educativas con diversidad de presencias."[5]
A
esta altura se podría agregar la perspectiva del Modelo procesual de Stenhouse: Modelo que
propone apelar a la responsabilidad de los profesores de manera tal que los
integra al proceso de investigación. Lo cual supone por parte de los docentes:
§
poner en
cuestionamiento la propia enseñanza
§
estudiar el modo
propio de enseñar
§
cuestionar y
comprobar la teoría utilizando sus capacidades
"Considerar la práctica docente como un
objeto de transformación requiere un continuo y difícil proceso de autosocioanálisis, donde se pase de la
fluctuación a la articulación entre la práctica docente como objeto y la
subjetivación de la práctica docente. Pareciera que la única manera de pensar
la práctica docente como objeto de
transformación, fuera hacerlo poniendo énfasis en el sujeto de transformación, que compromete, que implica en ello la identidad docente, y que a la vez lo
hace en una suerte de desimplicación del
sujeto docente de la trama que lo somete, que lo controla, que lo disciplina.
Es decir: pensar y trabajar la práctica docente en el marco de la dialéctica sujeción (o sujetación)/subjetivación. Subjetivación para la cual es necesario
experimentar un proceso de desnaturalización de la práctica docente. Este
proceso de trabajo y pensamiento se produce a partir de la reflexión compleja
entre los formadores y con los estudiantes docentes en formación."[6]
En
síntesis, podríamos decir que el curriculum en forma general presenta los
siguientes rasgos que lo definen:
-
El curriculum es una palabra polisémica cargada de variedad de significados,
susceptible de múltiples definiciones y perspectivas.
-
Implica optar entre distintas parcelas de la realidad, es decir, supone una
selección de la cultura que se ofrecerá a las nuevas generaciones.
-
Es una construcción histórica y social, que debe ser estudiada y comprendida
como tal.
- Representa la forma en que una sociedad se enfrenta al problema de organizar
un conjunto de prácticas educativas, poniendo en juego teorías, creencias y
técnicas.
- Es el sustrato de pensamiento que le da sentido está conformado por las
funciones de la escuela y los docentes con respecto a la sociedad, los alumnos
y el conocimiento.
- Sus fundamentos legitiman las prescripciones de la enseñanza, las cuales, a
su vez, se fundan en razones políticas, epistemológicas y profesionales.
-
Es estudiado por teorías íntimamente conectadas con otras de distintos niveles
de complejidad y grados de interdisciplinariedad, para integrar sus diversas
dimensiones.
"Pensar un diseño curricular que
reconozca el carácter intercultural de toda situación educativa implica una
innovación/transformación pedagógica y curricular que parta “(...) no sólo de
distintos contenidos o experiencias culturales, sino también de procesos de
interacción social en la construcción de conocimientos” (Walsh, 2001). Esto
implica una perspectiva intercultural en educación que está orientada a
explorar y reconocer, tanto en las comunidades como en las escuelas, las
diferentes situaciones sociales y repertorios culturales y las relaciones que
existen entre ellos. En este sentido, se propone promover relaciones dialógicas
e igualitarias entre personas y grupos que participan de universos culturales
diferentes, trabajando los conflictos inherentes a esta realidad."[7]
Todo ello debe permitir al docente pensar con
anticipación su propia práctica y posteriormente hacer un análisis crítico de
la misma en a fin de un perfeccionamiento constante.